Los callos en el pie o los callos en los dedos de los pies, comienzan como una simple dureza, como mecanismo de defensa de la piel, ante el roce continuado del calzado o por la presión continua al ser un punto habitual de apoyo.
Existen varios tipos de callos en los pies:
Callos blandos, que aparecen en zonas interdigitales que son más húmedas y deben cuidarse con esmero para evitar que se infecten por hongos.
Callos duros o vasculares, son muy dolorosos porque contienen capilares sanguíneos y muy frecuentemente tocan nervios.
Como prevenir que aparezcan callos.
- Tras la ducha utiliza una crema hidratante especial para los pies.
- No lleves el calzado ni demasiado ajustado ni con holgura.
- Evita las punteras alargadas o el tacón de aguja.
- Elije un calzado deportivo de calidad.
- Mete los pies en agua con sal y retira las durezas con un raspador o piedra pómez.
- Utiliza calcetines traspirables y térmicos para evitar la humedad.
- Corta las uñas en recto para evitar heridas.
Bicarbonato sódico. Mezcla con agua y haz una pasta. Deja actuar 20 minutos y retira. Ayuda a eliminar la capa superficial para que el raspado sea más fácil.
Manzanilla. Se infusiona y se deja templar. Pon a remojo el pie con esta infusión durante unos minutos. Después hay que eliminar la piel externa con piedra pómez.
Ortiga. Se licúan unos tallos, hojas y flores con agua y se aplica la pasta resultante en el callo con una espátula. Tapa con un apósito y deja al menos 3 horas.
Cebolla o ajo con aceite. Estos remedios son de los que usaban las abuelas.
Frota una cebolla directamente sobre el callo o un ajo machacado en aceite.Tienen propiedades antiinflamatorias y reblandecen la piel engrosada. Eso sí, el olor es bastante fuerte.